Ocuilan: Un bosque, una vigilia y un Cristo que habla desde lo roto

 El pasado 7 de junio, la familia FomArte vivió una experiencia inolvidable gracias a la generosa invitación de los padres agustinos para participar en una velada especial en la parroquia de Santiago Apóstol, en Ocuilan, Estado de México, con motivo de la celebración del Espíritu Santo.

La noche comenzó con animaciones llenas de alegría y prédicas sobre el amor de Dios y de la Virgen María. En medio de cantos y oración, cuando la vigilia llegó a las 9:20 pm se apagaron las luces del recinto ante más de 500 personas reunidas... y así comenzó nuestra representación de la obra “Mi Cristo Roto”.

Una vez más, el mensaje del Padre Ramón Cué, S.J., logró tocar corazones. La atmósfera se llenó de silencio, emoción, lágrimas y reflexión profunda. Para muchos asistentes, fue un momento de encuentro con sus propias heridas y con la certeza del amor de un Dios que no abandona, que se deja romper, y que nos invita a reparar desde el alma.

La vigilia concluyó con un momento profundamente sagrado: la adoración al Santísimo Sacramento y la celebración de la Santa Misa, que tuvo lugar alrededor de la medianoche. Fue un cierre espiritual y lleno de gracia que coronó una noche de encuentro con Dios. En FomArte nos sentimos profundamente agradecidos por haber sido parte de este evento tan especial y por haber podido participar en la misa de Pentecostés.

Nuestro director y actor, Luis Vicente Rodríguez, acompañado en la parte técnica por Manuel García, formaron equipo con la comunidad local, en especial con Max, responsable del sonido, para que cada palabra y cada gesto llegara con claridad a todos los presentes. La sinergia entre equipos fue fraterna, reflejo de cómo el arte puede unir en torno a una sola intención: tocar el corazón.

Y aunque esta visita no dejó muchas fotos, sí nos regaló imágenes imborrables: las montañas imponentes, el aroma del bosque y la cercanía con la laguna de Zempoala. Ocuilan es un paraíso natural lleno de parques y áreas protegidas, pero más aún, está lleno de personas cálidas, generosas y profundamente espirituales.

Agradecemos sinceramente a los padres agustinos por incluir el arte teatral como parte viva de su pastoral. Gracias por abrir el espacio, por confiar en nosotros y permitirnos ser parte de esta noche que quedó grabada en nuestras almas.

¿Qué parte de “Mi Cristo Roto” te tocó más? ¿Reconoces alguna herida tuya en las palabras del Cristo de la obra? ¿Estás dispuesto a dejar que Dios repare lo que en ti se ha roto?

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